viernes, 1 de diciembre de 2017

No era amor

Hace un año y tres meses que estoy separada, aún hay días en que me levanto llorando, aún hay domingo donde extraño los mates en la plaza, aún hay noche donde extraño los abrazos, los besos en la boca, las cenas familiares.
Tuve el sueño más grande de mi vida, tener una familia y no pude cumplirlo.
Mi mamá fue madre soltera. Soy hija no reconocida por mi padre. Sin embargo mi mamá hizo todo lo que pudo para darme lo mejor de si, supongo que con regalos trató de suplantar al padre ausente pero por cosas que ella nunca pudo superar siempre se mostró fría e insensible, nunca me dio un "te quiero", nunca un beso o un abrazo... siempre me sentí solita en todo, y exigida por ella para ser perfecta, no podía defraudarla.
Hice mis estudios primarios en una escuela privada, donde yo era el único bicho raro que sólo tenia mamá y no papá. Cada vez que alguien me preguntaba por mi papá decía "No tengo" y todos se me quedaban mirando como un aliem... sufrí bullying en ese colegio, por ser morocha, por ser solita, por no tener una familia como las demás.
Los pocos amigos que tuve venían de una familia bien constituida: mamá, papá, hermanos, vacaciones, cariño, besos...Admito hoy y acá que los envidiaba, yo deseaba tanto tanto tener un poquito de todo eso... yo me sentía odiada, indeseable, porque mi mamá me decía que sólo había quedado embarazada para retener a mi padre y ni siquiera había servido para eso.
Crecí con la única meta de no ser como ella, yo quería mi familia... quería muchos hijos deseados, quería un hombre a mi lado que me apoye en todo, quería vacaciones familiares, besos, abrazos.
Me puse de novia y enseguida empece a planificar mi gran familia: tendría tres hijos, viajaríamos mucho, seríamos muy felices... trabajé duro, avancé en mi carrera, me compré los muebles para mi hogar, pasé y superé miles de obstáculos.
Cuando cumplimos 7 años de novios me enteré que mi primer hijo venia en camino... me sentí la mujer más feliz del mundo, sentía que no entraba en mi tanta felicidad, ganas de gritar que estaba cumpliendo mi mayor deseo.
Nos mudamos, convivimos y en vez de sentirme querida y apoyada otra vez empece a sentirme sola, despreciada, no era digna de ser mostrada. Los últimos meses de relación solo vivía para trabajar y cuidar a mi hijo, estaba sola en todo. Él se dedicó a salir, a tomar y a engañarme.
Aguante, aguante hasta donde pude.
Un día junte mis cosas, alce a mi hijo y me fui de casa.
Lloré mucho, realmente sentí ganas de terminar con mi vida, me sentí un fracaso total, sentía que había defraudado a mi hijo, que me había defraudado a mi misma, que iba a terminar como mi mamá, me sentí una basura, la peor inmundicia sobre la tierra.
Los primeros meses no paraba de llorar, viví sin vivir; él consiguió pareja enseguida, a los dos meses de separados ya se paseaba por todos lados con una chica nueva, iban al cine, a la costanera, y pasear por todos lados. Ella si era digna de ser mostraba, de pasearla por todo Santa Fe.
Yo seguía llorando, tuve que ir al psicólogo por les juro que lo único que deseaba en el mundo era terminar con mi vida, pero no podía hacerle eso a mi hijo, yo era la basura mas grande del mundo, pero mi hijo me necesitaba y yo no podía defraudarlo.
No fue separarme de una relación que ya estaba muerta lo que me destruyo, no, no fue eso... en mi cabeza se junto todo lo mal que lo había pasado en mi vida, las ganas que siempre le  puse a todo, ya sea para no defraudar a mi mamá, que al fin y al cabo a mis 23 años me echó de su casa, las ganas que le había puesto por tener un papá, que siempre me esquivo el saludo y ahora mi gran sueño familiar que se venia a bajo después de haber trabajado tanto para que en casa no nos falte nada, después de haber abandonado mi carrera por 3 años... tanto sacrificio, tanto esfuerzo para nada.
Van un años y tres meses desde que estoy separaba, en una semana voy a cumplir un gran proyecto, ME VOY A RECIBIR...voy a tener mi título de profesora; en este año aprendí a quererme mucho a amar a mi hijo con toda mi alma, en este año logré cosas que ni yo creí capaz de lograr.
Realmente me siento feliz la mayor parte del tiempo y si, hay días en que me levanto llorando, en que extraño los besos en la boca y los abrazos por las noches, pero yo sé hoy que eso que sentía por él no era amor, nuestro amor ya estaba muerto hace rato, cuando me hizo sentir que un hobbie valía más que yo, lloro porque no pude cumplir mi sueño más grande de tener mi familia... hoy me encantaría empezar a buscar a mi segundo hijo... me encantaría  que el jueves al salir de rendir estén ellos dos para abrazarme fuerte, pero no va a ser posible.
Confío en Dios. Quizás algún día llegue a tener mi gran familia, con viajes, con besos y abrazos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario