miércoles, 23 de enero de 2013

Yo soy...

Tengo un nombre, soy una persona única e irrepetible, me gusta que me hagan sentir que existo y no solamente que soy uno más que conforma un grupo.
El alumno exige que el docente sepa su nombre, que lo llame por este. Si el docente sabe su nombre, la significación para el alumno es grande, ya que no se siente insignificante, toda significación, toda existencia comienza con su nombre.
Si el docente se niega a aprender el nombre de sus alumnos, los niega como personas, como seres que tienen voz para decir, expresar. opinar, hablar.
Por experiencia sé que los docentes que se niegan a aprender el nombre de sus alumnos, son menos aceptados, menos escuchados y no representan una autoridad para éstos.
Los alumnos no son números, tienen una personalidad, sentimientos y opiniones.

jueves, 10 de enero de 2013

El tímido sufre


Lo sufro en carne propia, por eso entiendo esa situación.
Miles de veces, ante la pregunta del docente (siendo alumna) quise levantar la mano para obtener el turno que me permita opinar y dar a conocer lo que sé sobre un tema específico, pero nunca, nunca tuve el valor de hacerlo, la timidez y el miedo al ridículo siempre fueron más fuertes.
Sé que entre mis alumnos hay muchos que se muerden la lengua para no hablar, que quieren, desean opinar o dar la lección del día, pero no pueden.
Ellos son los que debajo del escritorio me pasan la hoja con la tarea hecha, los que a escondida se hacen presente, a ellos mis respetos, porque yo soy como ellos.