viernes, 14 de septiembre de 2012

Un docente para cada curso

Hoy tuve un reemplazo.

Mi misión fue "tratar de dictarle clases" a un tercero (creo que ya hablé en anteriores post de este tercero).
Hoy quise hacerlos hablar, que se expresarán, darle la voz. La idea fue empezar el debate en torno a lo que anoche pasó en Argentina, para después pasar a leer un cuento de Roberto Artl.
Nuevamente fracase.
Realmente siento que ese curso no tiene predisposición al diálogo, ni a escuchar(me). Intenté casi todo lo que podía, desde poner música, películas, juegos o traer temas de actualidad al aula, pero nada funcionó.

En un momento me quedé pensando... y sentí que quizás yo no era la profesora que ellos esperan. Sentí que uno puede tener el título de profesora, pero que sólo estamos habilitados a dar clases en determinados cursos.
Ellos necesitaban a su profesor, al su profesor ideal, que por cierto, no era yo. Ellos esperaban algo de mi que yo no podía darles. No sé.

Mi teoría es esa, que cada grupo de alumnos espera a su profesor, y cuando llega se sienten felices y predispuesto a aprender los contenidos que éste tiene para darles. En tanto el profesor no llegue, serán rebeldes y cerrados al entendimiento del profesor a cargo.

Sólo de esa manera puedo explicarme porque en determinadas escuelas y cursos me va muy bien y en otro no tanto, principalmente en ese tercero.

Me niego a pensar que haya chicos incapaces de aprender, malos alumnos, condenarlos al fracaso... sólo creo que esperan a aquel que los comprenda. 

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